Como antes, te reinvento en el largo de tu pelo
que es casi como estar a la espera de la muerte
o de algo tan oscuro y tan tibio en estos días agitados.
Como antes, vine a deshacerme de la nada que me rige,
vine a despojarme, a sacudirme.
La ceniza que traigo es polvo de hueso
y vengo a esparcirla toda entre tus muslos.
Vine a salir de mí para entrar en tus ojos:
húmedo confín entre los sueños y la carne.
Como antes, me reinvento luego en los salones de tu sexo
agitados días, a la espera de algo tan oscuro, tan tibio…
Hoy vengo a desunirte. Pero vengo, sobre todo,
a desterrarme de mí mismo.
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